jueves, 4 de noviembre de 2010

¿Yo quiero ser una chica Sabina?

Por Maite Pil

Muchos coinciden en que no hay nada mejor para el romántico que la amante ausente, la amada perdida.
Sabina es un romántico, asaltado, engañado, estafado, olvidado y abandonado; una y otra vez. Al menos, así lo cree él. Pero no es el único.
Hay que reconocerle algo a este buen hombre, nos convenció, a nosotras las mujeres, de muchas cosas insospechadas. Cantamos como si realmente coincidiésemos con él en su: “Y sin embargo un rato cada día, ya ves, te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera.”[1] Como si algún hombre que se atreviese a afirmar algo semejante sobreviviera, en nuestra vida amorosa, para contarlo.
Y después de escuchar su canción Aves de paso, nos pareció que tal vez era noble de nuestra parte no preguntar si nos querían. También nos condujo a hacer cosas como irnos “sin decir llámame un día”[2], y creer que con eso nos ganábamos el deseo y la añoranza por el resto de la eternidad.
19 días y 500 noches es una falsa redención, una confesión de amor tardía, un acto cobarde. Y la cantamos con los ojos cerrados mientras nos balanceamos como si él encarnase al amante de nuestros sueños. En la canción afirma: “En vez de fingir, o estrellarme una copa de celos, le dio por reir”. O sea, la cagó con otra mina y encima tiene el tupé de enojarse porque ella lo dejó “como un perro de nadie ladrando a las puertas del cielo”.
Tendrá algo de tentador el identificarse con estos personajes femeninos, que representan a mujeres que supieron, tal vez sin quererlo ni preferirlo de este modo, acaparar el romanticismo de un hombre. Y esta concepción del amor, tan alimentada desde el arte, es un imposible que existe por la imposibilidad misma.
“Porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.”[3]
Los muertos ya no pueden amar; este amor funciona como una promesa.
A todas las chicas Sabina les recuerdo que, para este romántico, “las mejores promesas son esas que no hay que cumplir.”[4]
No, yo no quiero.



[1] “Y sin embargo”, en Yo, mi, me contigo.
[2] “Donde habita el olvido”, en 19 días y 500 noches.
[3] “Contigo”, en Yo, mi, me contigo.
[4] “Yo también sé jugarme la boca”, en Dímelo en la calle.

2 comentarios:

  1. Pienso igual que vos. Muy lindas las canciones de Sabina... pero no comparto. Por eso, me gusta regocijarme en "Princesa", una canción de Las pastillas del abuelo, que habla de un amor opuesto al de Sabina (¡y lo hace explícito!). :'( Super dulce, escúchenla.

    http://www.youtube.com/watch?v=kcND63QVWHQ

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  2. Benditas canciones romaticas. YA no son tan guapos como los de antes, esos que cantaban tangos y sufrian en carne propia el desamor, la traicion. La mina, los cambiaba y los dejaba hechos una piltrafa, eran martires hechos y derechos. Hoy como si nada los cantautores se convierten en victimas de sus traiciones y como si fuera poco en la vida real se contradicen. Mira este muchachito Arjona, les dedica un himno a las mujeres de 40 pero el sale con una de veintipico... Menos mal que esta Sabina que las psicopatea y es el bueno de la pelicula.

    Prefiero "El malevaje".

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