domingo, 17 de julio de 2011

El malo, el amor y el malo

 Por Maite Pil




Muchas veces en los lugares menos pensados uno encuentra inspiración. Anoche estaba viendo “No ordinary family”, una serie acerca de una familia con súper poderes. Uno de los miembros de dicha familia, hijo del matrimonio protagónico, que tendrá unos catorce años, tiene un problema amoroso. Había besado a una chica (suponemos que en un capítulo anterior) que le gustaba mucho, una compañera de colegio; y desde ese entonces ella actúa como si no lo conociera. Le comenta la situación a un amigo y éste le contesta: “es que a las mujeres les gustan los malos”. Teoría que después se ve confirmada dentro del episodio.

Esta premisa, que a las mujeres nos gustan los malos, es algo que circula dentro y fuera de la ficción.
¿Es el malo el nuevo príncipe azul? ¿Qué es lo que el malo viene a ofrecernos?
Entendemos por malo un hombre que no está todo él disponible, un hombre que no se ofrece a sí mismo completamente. Un hombre que plantea una distancia; que muchas veces dice que no y que otras tantas no dice nada. Pero claro, el secreto está en que de vez en cuando nos dice que sí. Y entonces se recupera la ilusión, justo cuando una estaba por librarlo al olvido, o mandarlo a la mierda…
 Me voy a tomar el atrevimiento de compartir mi teoría al respecto. Este hombre malo que muchas veces dice no creer en el amor, yo opino que sabe mucho de él. Me parece que esta maldad, este semi-desprecio hacia una y hacia el amor, es en realidad un acto de sublimación.
Lo que nos viene a ofrecer el malo es la posibilidad de no poner a prueba, nunca, al amor. Y a cambio, nos ofrece el limbo de la promesa de conquista y seducción. Por eso es que el malo triunfa con las mujeres. El malo no es el nuevo príncipe azul, el malo es la consecuencia del príncipe azul, ese que nunca llega y que nunca llegará.
Porque el amor se trata de la vida real, esa que está atiborrada de rutina, de gripe, de caras lavadas, de aburrimiento, de pijamas deprimentes, de platos sucios, de comida al pasar. Y etcétera.
Entonces el malo nos ahorra todo esto, el tener que poner a prueba nuestra capacidad para amar, nuestra tolerancia y nuestro ingenio. 

Por Maite Pil

4 comentarios:

  1. No sé, pero me parece a mi que amar es no es tolerar, es poseer. Lo de tolerar y todo eso lo hace uno poruque en lago hay que matar el tiempo intermedio entre combate y combate

    ResponderEliminar
  2. Yo no estoy diciendo que amar sea únicamente tolerar. Pero creo que se pone en juego la tolerancia de cada cual cuando se decide amar comprometidamente.
    Maite Pil

    ResponderEliminar
  3. muy bueno, pero creo que siempre hay un roto para un descosido. Generalmente para un malo hay una pobre boluda con sindrome de "capa audaz" que alimenta su enamoramiento con el deseo, o mejor dicho, con la convicción de "a este lo salvo" "yo voy a ser la que le enseñe lo que realmente es el amor"

    ResponderEliminar