miércoles, 26 de enero de 2011

Sexo y amor ¿Un solo corazón?



Por Maite Pil 


Supongo que nadie nace sabiendo lo que es amar. En cambio, el acto sexual es diferente. No hay escuelas que enseñen cómo llevarlo a cabo. Y sin embargo, todos lo hacen. Incluso muchos de los que se declaran célibes…
En algún momento de la existencia humana, en algún punto del largo proceso que nos trajo al hombre tal como lo conocemos, el sexo se enlazó con el amor. Y de eso, aunque uno a veces ame a quién no puede tener con la carne, y aunque la carne a veces se preste a quien no ama, nadie escapa.
Por momentos el sexo puede parecer ridículo, otras veces, arte. Que dos cuerpos se busquen, y se acaricien ciertas partes, que se han denominado sexuales, y que por eso se complazcan,  me parece ciencia ficción.
¿Cómo habrá sido el primer acto sexual de la historia de la humanidad?
Al amor se lo ha ubicado, sistemáticamente, en el corazón. Y hay toda una iconografía que da cuenta de ello. Dibujar corazones es lo más cercano a dibujar un sentimiento que el hombre ha experimentado ¿Será porque el corazón es el órgano central, el motor de la propia existencia?
La sexualidad no es totalmente amor, ni el amor es totalmente sexual. Eso es un hecho fácilmente comprobable. Pero el amor esconde un erotismo. ¿Y acaso no es tanto más erótico cuanto más se ama? Y el erotismo penetra al pensamiento de tal manera que el placer es ineludible e irreversible. Por eso, a veces fantaseo con dibujar cerebros, en vez de corazones. Porque se ama en pensamientos, y si uno tiene suerte, como yo, se piensa con todo el cuerpo.


viernes, 21 de enero de 2011

¿Qué hacés esta noche?

Por Flor Bea

El “Ciclo de cine bajo las estrellas”, coordinado por “Dale cine” proyectará esta noche, a las 21 hs., la película coreana Poesía (Poetry, de Lee Chang-Dong). El encuentro tendrá lugar en el barrio de Núñez, y es únicamente con reserva al mail dalecine@gmail.com.
La protagonista de Poesía, Mija, es una señora grande que por estar al cuidado de su nieto se ve obligada a enfrentar una situación compleja y dolorosa. Por otra parte, concurre a un taller de poesía y se conecta con este género literario a partir de las clases que toma, del desafío que le significa escribir un poema (que la lleva a observar su alrededor como no lo había hecho hasta entonces) y de los recitales de poesía a los que asiste.
La película define, en boca del profesor del taller, qué es escribir poesía:
“Escribir poesía es encontrar la belleza. Es descubrir la belleza verdadera en todo lo que vemos ante nosotros, en nuestra vida diaria. La belleza verdadera. No sólo cosas que nos parezcan hermosas. (…). Se puede encontrar poesía hasta en el desagüe del lavavajillas”.

Después de ver Poesía y escuchar esta definición, me dieron ganas de rastrear poesías que hablan de la poesía, del poema, de la creación poética o del poeta. Acá, algunas citas que les comparto:

No hagas versos sobre los acontecimientos.
No hay creación ni muerte frente a la poesía.
Ante ella la vida es un sol estático,
No calienta ni ilumina.
Carlos Drummond de Andrade, “Búsqueda de la poesía”

Cada poema nace de un ciego centinela
que grita al hondo hueco de la noche
el santo y seña de su desventura
(…)
cada poema esparce sobre el mundo
el agrio cereal de la agonía.
Álvaro Mutis, “Cada poema”

Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema;
Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.
El poeta es un pequeño Dios.
Vicente Huidobro, “Arte poética”

Mi posición es esta:
El poeta no cumple su palabra
Si no cambia los nombres de las cosas.
Nicanor Parra, “Cambios de nombre”

En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.
Pedro Salinas, “El poema”

Se me torna celeste
la mano, me contagio de otra poesía.
(…)
Dolorido y con flores,
voy, como un héroe de poesía mía,
por los desiertos corredores
(…).
Juan Ramón Jiménez, “Qué goce triste este”

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.
Gustavo Adolfo Bécquer, “¿Qué es poesía?”

martes, 11 de enero de 2011

La mentira tiene bostezos cortos

Por Maite Pil

Julia llega a lo de Leticia sin saber de qué va la cosa. Presiente que lo que a Leticia le pasó es impronunciable. Ni bien entra a la casa, ella le da una hoja impresa con algo que había escrito. Le pide que lo lea en voz alta, a lo cual Julia accede:
- La sangre se pone negra, espesa, inquieta. Cómo hace para ser tan ligera con semejante peso... Sonreír después de tanto tiempo provoca cierto extrañamiento. Hay una calidez espeluznante. Y un monstruo horroroso que espera en esa misma sangre a ser despertado. Es el monstruo. También hay una muerte a los gritos que llega ante el silencio. La distancia es punzante. Y después cesa, vuelve la calma. El absurdo y la locura se consuelan falsamente. Ya se lo dieron todo. La boca siempre es cómplice. Mi piel nunca supo padecer una espera. El cuerpo es un complot. Yo no soy mis pies, ellos casi nunca tienen algo que ver conmigo. Se ocultan, quedan quietos. Si mis pies tuvieran párpados, los cerrarían. Mis manos me deben una disculpa y yo les debo más. Ellas van a donde mis ojos les digan. Los ojos tienen la culpa. Si no viese… Son ellos que no me dejan ir, insisten. Empeñados en herirme, yo cedo. Quería sentir dolor. Quien nunca sintió dolor no tiene nada que ver conmigo. No lo descubrirían  Yo sí. Son ellos. La culpa es de los ojos.
- ¡¿Podés creer que ella use las remeras por arriba del ombligo?! -Estalla Leticia.
- ¿Pero es flaca?-Esa es la primer pregunta que a Julia se le ocurre hacer, es que no sabe de qué están hablando.
- Mirá, no sé, no quiero ni pensar en eso. Voy a abrir una cerveza ¿Querés? Así se te relajan un poco las facciones. Y a mí también. Es que o me pongo a reír o empiezo a revolear almohadones como en la época de Henry...Sigo necesitando organizar la fiesta del grito. Habría que conseguir un lugar donde nos aseguremos que los vecinos no se quejen por los ruidos. Que sea en una terraza si es posible. Creo que puede ser un éxito, no debo ser la única que tiene cosas para gritar al aire.
- No, quedate tranquila que yo también voy a gritar…Che Leti, tenés re bien la piel de la cara, el amor te sienta genial.
- ¿De qué amor me hablás si Santi es un chanta y mi dermatólogo me cobra una fortuna?
-Pero, ¿qué pasó? Yo por el tono de lo que me hiciste leer supuse que algo andaba medio raro… Contame bien qué pasó.
- Bueno ¿Viste que cuando vos mentís ponés la voz aguda?
- Sí, es verdad.
- Bueno, él cuando miente bosteza. Mirá, esto no es científico, pero ocho de cada diez hombres bostezan cuando mienten, no me preguntes por qué. Te lo juro, Diego también me lo hacía. Y bueno, eso, hoy estábamos hablando de lo que habíamos hecho el finde y bostezó. Estoy segura de que se mandó alguna...
- ¿Pero el comentario de la chica que usa remeras de la década del noventa qué tiene que ver con que Santi tenga sueño?
- Ay Julia, no puedo ni verbalizarlo. Te prometo que ni bien pueda contarte nos juntamos a tomar unos mates…Bueno, pongo la peli ahora, antes de que empecemos a bostezar nosotras.

jueves, 6 de enero de 2011

11 preguntas para ensayar en el colectivo antes de llegar…






"Con gusto habría cambiado al psicólogo por Juana, si no lo hubiera cambiado, un mes atrás, por cigarrillos y comida".
Mario Levrero, Dejen todo en mis manos.


Por Flor Bea


¿Por qué será que después de una semana de mierda, en la que él demostró su cuota de cretinaje, en la que vos te comportaste como un personaje de Woody Allen eligiendo mesa para sentarse en un restaurante, llega el día de tu sesión de análisis y no sabés de qué carajo hablar? Tal vez porque el canalla pasó a ser el innombrable… Pero, ¡vamos!, no nos engañemos, pagás un poco más de 500 pesos por mes a tu psicólogo; lo único innombrable es el precio. Entonces, quizá sea porque te tenés que hacer cargo de haberle sostenido la vela a… ¡No!, sostenido la vela las pelotas: anoche lo mandaste bien a la mierda cuando, habiendo quedado que te llamaba tipo nueve para cenar, te llamó a las doce para decirte que recién llegaba a su casa después de cenar con su ex porque, pobrecita, ella necesitaba saber que seguían siendo amigos… Sí, pobrecita. Encima, no te llamó desde la casa, no había llegado una mierda, te llamó desde el auto, ¿o se cree que sos pelotuda? Y seguro que ella estaba en el asiento del acompañante, o sea, ¡en tu asiento! Por eso lo mandaste a la mierda y le dijiste que no le querías volver a ver la cara en tu re puta vida, a pesar de que él dijo, susurrando tímidamente (¿porque estaba ella al lado?): “Te amo”. O capaz oíste mal y era “te llamo”, con intenciones de ser “más tarde te llamo”. Como sea que haya sido, ya fue, no querés hablar de eso. Está bien, a veces no querés hablar, ni cuando pagás para eso, ni siquiera con a quien le pagás para que te escuche.
En esos casos, podés replantearte si no será mejor invertir ese dinero en comida y cigarrillos (en una de esas, te calman mejor la angustia oral) o buscar el modo de sacarle el mayor jugo posible a la sesión sin nombrar al quetejedi: hacerle preguntas vos a tu terapeuta a ver si, de una vez por todas, te sacás esas dudas que no tienen que ver con él ni con nadie, no; esas que son sólo tuyas, íntimas; tu vida, vos, lo que realmente debería preocuparte. Cinco pares más uno de preguntas que desde que empezaste terapia (hace más o menos siete años) te dan vueltas por la cabeza. Son 11 preguntas que deberías ir ensayando en el colectivo antes de llegar a la sesión de análisis. Pero, ¡ojo!, no te hagas más trampas, pensalas considerando lo que tu analista te va a ir respondiendo. ¡Si ya lo conocés!... si no, es como planear tres horas un llamado telefónico en el que sólo querés preguntar “¿hacemos algo esta noche?”.
Acá van:

1) ¿Quién soy?
2) No, ya sé, pero... ¿estoy parada donde quería pararme?
3) Sin embargo… ¿cómo hago para no sentirme vulnerable hoy?
4) No sé, es que... se me hizo un blanco... ¿qué era lo que tenía que resolver?
5) Es que… no sé cómo explicarlo: ¿por qué hoy pienso que si ayer hacía las cosas de cualquier otro modo, hubieran resultado mejor?
6) No, va más allá de un hecho puntual, yo sólo quiero saber: ¿estoy muy loca?
7) ¿Usted está insinuando que yo me boicoteo mis elecciones?
8) No entiendo su pregunta, ahora no puedo decirle ni qué deseo, ¿por qué es eso?
9) Hagámosla corta: ¿vale la pena jugarse algo a esta altura?
10) ¿¡Que yo me paso la vida huyendo!?
11) ¿No tendrá algún sobreturno para vernos antes del jueves próximo?