miércoles, 1 de mayo de 2019

Banda flotante








Por Maite Pil. 



El sábado vi un concierto, por llamarlo de alguna forma, de música experimental (o algo por el estilo). Mientras lo escuchaba no podía más que pensar que no me conmovía, no me emocionaba, simplemente me mantenía en tensión. Tiene esa cosa rupturista respecto del ritmo, no hay continuación. No soy una experta en música, en absoluto, sólo puedo decir que esos saltos, esos vaivenes en la melodía, no pude más que identificarlos con un ejercicio intelectual. Era una música para pensar o, mejor dicho, algo de mi forma de pensar se identificaba con ese estilo. 
Dos días después vi una película que se llama "Frank & Lola". Se trata de un hombre y una mujer que se conocen y comienzan una relación. Todo va bien hasta que una serie de secretos, y encuentros con terceros, comienzan a salir a la luz. La pareja se pudre tal como lo expresan ambos. Pero eso es simplemente algo que piensan- que no por eso genera menos dolor-. Se distancian y, un corto tiempo después, se reencuentran en un evento. Y allí es cuando él le dice una de las cosas más honestas y descriptivas de lo que quiero, con mucha dificultad, transmitir hoy. Dice él: ninguno de los motivos por los que dejé de verte superan a los motivos que hacen que te extrañe. 
En el momento no hice la conexión, ni siquiera es que busqué ver esa peli adrede. Pero recién, en una caminata solitaria, pude entender que en la pasión no sólo no hay motivos sino que tampoco hay interrupciones válidas. 
La pasión y la atracción son estados insistentes, que van hacia una única dirección, lo que no quiere decir que tengan el destino asegurado. Pero esa dirección es el encuentro con el otro. El pensamiento puede carecer de eso, incluso, puede gozar de disentir, de aislarse, de reinvindicarse . La pasión no, la pasión nunca goza de forma solitaria. 
¿Y qué pasa con el amor? ¿Qué es eso? Porque aunque hablemos de pasión, atracción, no podemos ubicarlos muy lejos del pensamiento. Porque como todos ya sabemos, el corazón, incluso el alma, son figuras poéticas, no fuentes de expresión o sentimiento humano alguno. Tal vez el amor sea esa forma particular e intransferible de sintetizar lo que nos apasiona y lo que nos hace pensar. 

1 comentario:

  1. Muy bueno!!
    Ahora..me quedé pensando. Yo pensaba que la pasión y la atracción si las podría ubicar lejos del pensamiento. Pero ahora lo estoy dudando jajaj

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