Por Maite Pil
Cuando hablamos de infidelidad generalmente nos referimos a una práctica sexual por fuera de la pareja. ¿Es esta la única forma de ser infiel?
Yo creo que la infidelidad, a diferencia de lo que asumimos comunmente, es otra cosa.
Hay que remontarse a los comienzos de cada pareja para entender qué reglas se van estableciendo implícitamente. Por empezar, toda pareja antes de consolidarse como tal fue otra cosa, un tipo de relación menos comprometida. Y a veces, no menos comprometida amorosamente, sino que tal compromiso no es de facto. Lo peligroso de las relaciones es, justamente, que al momento de delimitar qué es lo permitido, y qué no, es el momento en el cual uno más enamorado está. Más dedicado, más entusiasmado, más solícito.
E incluso antes de esto, antes de ese mágico momento en que los dos se limpian las babas mutuamente (que es hermoso, por cierto), antes de eso, hay un momento en que nadie sabe casi nada del otro. Y aparece, surge, una punzante sensación de amenaza.
Si la cosa viene más o menos bien, la amenaza va cediendo paulatinamente y comienza el enamoramiento pleno, coordinado. La correspondencia.
“No quiero que estés con otros(as) hombres/mujeres” o “No me interesa estar con nadie más que vos”: son formas de proponer noviazgo…se usan bastante. Y es cierto, en ese momento se siente así. Y la amenaza desaparece. Porque la amenaza, al fin y al cabo, es la incertidumbre por el deseo del otro.
Perfecto, llegamos a correspondernos. Nos amamos.
¿Por qué? ¿Cómo lo sabemos? Porque nuestro deseo se corresponde con el deseo del otro.
Ahora, ¿puede el amor depender de este deseo? Yo creo que no.
Además del deseo del uno por el otro, de ese deseo que nos invade y nos pone la sangre espesa, debe haber alguno más. Otra cosa; un algo que esté más allá del uno y del otro. Un deseo que haga las veces de factor común entre dos personas que nunca van a poder desearse, de aquí a la eternidad, como lo hicieron cuando creían que el otro lo era todo.
El amor debería ser eso. Un deseo más allá del cuerpo y de la sexualidad. Un diseño de vida que vaya por encima de lo amenazante que es el otro con su deseo a cuestas.
Es por esto que creo que la infidelidad es otra cosa. La infidelidad es dejar de pensar la vida con ese otro que la planeamos, es dejar de creer en esa felicidad a la que se apostaba. Abandonar esa filosofía que se construye con un poco de cada uno, con códigos en común, guiños, tiempos, proyectos.
Es jodido de lograr, no es fácil defender al amor cuando uno se obsesiona tanto con el deseo y la fidelidad (mal entendida).
Hay que poder ver más allá, e incluso, a veces, hay que cerrar los ojos.
Por Maite Pil
lindas palabras, bien entendidas y compartidas.
ResponderEliminartambién creo que la fidelidad va mas allá de lo físico. es algo más "espiritual".
cuando uno baja la infidelidad a un nivel sexual está menospreciando el amor en sí mismo.
muy lindo...
ResponderEliminarla infidelidad va más alla de una cuestion fisica... es un todo. al mismo tiempo que la fidelidad tmb lo es, no?
Así lo pensaba y fuiste la primera que veo que lo pone en palabras tan sencillas y concretas. Lo tomo de referencia. Saludos, Maite
ResponderEliminarMuy buen pensamiento, y bello si de amor se trata. La fidelidad/infidelidad es para entendidos. Y el amor, verdadero, de unos pocos.
ResponderEliminarBUenisimo, no puedo estar más deacuerdo. La infidelidad poco tiene que ver con lo físico. Creo que surge por miedos, por incertidumbres, por perdida de perspectiva... cuando dudas de la eleccion que hiciste y te olvidas o no ves lo que podes proyectar con el otro.
ResponderEliminarExcelente blog chicas!
ResponderEliminarme gustó.-
ResponderEliminarsaludos.-