martes, 8 de marzo de 2011

No seré feliz pero tengo la alacena llena


Por Flor Bea

Cuando te separás de alguien, se presentan algunos dilemas. Lo más sano es no darles vueltas en silencio, sino directamente charlarlos con tu ahora ex. Total, a esa altura, ¿qué puede pasar?
Entonces, si no sabés si corresponde eliminarlo del Facebook o no, preguntáselo directamente:
-Ey, escuchame, qué hago, ¿te saco del FB?
-Hacé lo que te parezca. Me importa una mierda lo que hagas de ahora en más.
Bueno, todos dicen que hablando la gente se entiende pero esa frase no se aplica necesariamente a los ex novios, claro está.
Así, te vas preguntando una serie de cosas: ¿tengo que llamar a la mamá y decirle que fue un gusto conocerla?, ¿lo llamo para el cumpleaños?, ¿cómo voy a hacer para enamorarme de otro?, ¿cuántas noches pasarán hasta que vuelva a tener sexo con alguien? Te lo vas preguntando mientras viajás en subte, o cuando estás en la peluquería haciéndote las uñas de los pies, o mientras te preparás el desayuno: café con leche y tostadas de pan integral con queso blanco untable light y mermelada (no querés engordar ahora que tenés que salir de nuevo a seducir, mal que le pese). Así que en eso estás, lagrimeando sobre la tostada, quitando lo poquito que quedó de queso en el cuchillo contra los bordes de esa pieza de pan. Ahora es el turno de la mermelada. Y entonces, descubrís lo peor de lo peor. Lo que te va a hacer sentir su ausencia y explotar en llanto porque sentirás que sin él no sos nadie: no podés destapar el frasco de mermelada recién comprada, está durísimo. Te tranquilizás, creés que no puede ser tan grave, ni vos tan débil. Descansás las manos un rato y volvés a intentarlo. Nada. La ponés bajo el agua caliente: la etiqueta se despega en pedacitos, pero la tapa no se afloja nada. Ahora tenés la bacha de la cocina llena de papelitos, la mesada toda salpicada y el frasco empapado. Se te resbala. No vas a poder abrirlo. Agarrás dos repasadores, a través de uno sujetás el vidrio y del otro, la tapa para girarla. Nada, no se mueve nada de nada. Puteás a La Campagnola, a Arcor o al carajo de marca que fuera que dijera esa etiqueta. Tenés una furia incontrolable y, a decir verdad, tirarías la mermelada por el balcón, desde tu noveno piso, y si le cae a alguien en la cabeza mejor. Ok, lo dejás para más tarde, o para mañana, porque ya está maldita.
Al día siguiente, ni desayunás. Sabés perfectamente qué hacer, lo has planeado: salís hacia tu trabajo con la mermelada en la cartera, por si te cruzás al portero baldeando y así poder pedirle que te la destape. Pero no tenés esa suerte. Ya en la oficina, le mirás los brazos a tu jefe y no te quedan dudas de que podría perfectamente destapártela, pero tenés miedo de que te eche por desubicada (estás paranoica). De la oficina te vas a la facultad y mientras viajás en el colectivo, decidís que antes de que empiece la clase le pedís el favor a cualquiera de tus compañeros o, de última, al jefe de cátedra en el recreo. Pero terminaron todas las clases, ya es hora de volver y vos no te animaste, no sé por qué (¿porque se iban a dar cuenta de que no tenés novio?, no seas tonta, a cualquiera le pasa).
Finalmente, tras algunos días, comprendés que no has podido solucionar el problema porque lo extrañás tanto, que no pensás con claridad. Sí, lo extrañás. ¿y qué? Llorás, quedás desfigurada y ahora sí: ¡la ves! La solución estaba en el mismo lugar donde habías adquirido el problema, es decir, en el supermercado chino. Te sacás las medias, te ponés las ojotas (estás deprimida pero no como para bajar en ojotas y medias) y caminás con paso firme hasta el chino. Te parece que lo más sensato es pedirle que te abra la mermelada o, de última, que te la cambie porque vino trabada de fábrica. Entrás al súper con ese dulce en una bolsa y pensás que le va a caer mejor tu pedido si comprás algo antes. Agarrás algunos productos de almacén y cuando ya estás en la caja pasando todo eso que no necesitabas, sentís que si sacás la mermelada de la bolsa va a creer que la acabás de agarrar y te la va a cobrar de nuevo. Tendrías que contarle toda la historia, o sea, que se la compraste a él hace algunas semanas pero que en el medio te separaste de alguien de quien estabas muy enamorada y que bueno, la idea desde entonces fue desayunar light, y que, por alguna razón, tal vez física o psicológica, o de fábrica, no podés abrirla. Ahí le contarías lo del balcón y la víctima, la fuerza que hiciste, los repasadores, tu ira descontrolada, tu plan sensato y bueno, todo eso, es muy simple. Pero el chino te va a contestar: “noentienlo”, porque nunca entienden nada, no porque vos seas confusa. Así que decidís ni sacarla, no querés más problemas. Llegás a casa, metés todo a la fuerza en la alacena y, cuando sacás la mermelada de la bolsa, te das cuenta de que era imposible que el chino creyera que la acababas de agarrar y que te la cobrara… ¡porque no tiene ni etiqueta! Te ponés a llorar por todo: la mermelada sigue cerrada, tenés algunos productos innecesarios en tu alacena, varios pesos menos en tu billetera, y estás soltera.
Bueno, un optimista te diría: “no tendrás novio ni mermelada para el desayuno, pero arroz, fideos y sal gruesa no te van a faltar”. Menos mal.

11 comentarios:

  1. Que buenooooooooooo! me encanto. Me hice toda la pelicula jaja!
    Aconsejaría en estos trágicos casos, comprar esas mermeladas baratisimas que tienen el pote como el dulce de leche, plastico, mucho plastico. Pucha ahora no recuerdo la marca. Con respecto al chino nunca entienden nada pero si le decis: "Escucheme Ud. es un Wampatam..." no solo te va a entender sino que se te va a ir al humo. En cuanto a la mermelada guardada sin etiqueta imposible de abrir, si aún esta en algun lado el vencimiento, esa puede ser la fecha de ultimatum para que lleves alguien a tú casa, de lo contrario no solo perdes un amor, tambien se vence la mermelada...

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  2. Excelente como siempre. Pero "no entienlo" por qué hasta ahora no has usado el abrelatas. Con la partecita que se usa para abrir botellas, hacés fuerza para dejar entrar el aire como si fueras a destapar una cerveza y ahí ya está, juego de niños (es el cierre al vacío lo que las hace tan duras). Espero q lo logres y si no... dulce de leche Ser!!!

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  3. increible!!!! me mori como siempre de risa muy muy bueno
    saludos

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  4. Lo extraordinario de estas sagas es que - con el tiempo, pasado el amor - uno se da cuenta que el tipo para lo único que servia era para destapar mermeladas , algo que soluciona un abrelatas de 5 pesos. De otro lado , la mujer sin la que jamás develaríamos los secretos de elegir una remera o hacerle trencitas a nuestra hija , termina siendo arrasada por vendedoras de shopping y vecinas atentas.

    con el tiempo, aparecerán nuevos imprescindibles, tan enamorados como nosotros.

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  5. me senti muy identificada, shit!

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  6. la peor parte es cuando te la das de superpoderosa, de autosuficiente... e intentas abrir la mermelada con ayuda del cuchillito para la manteca: no solo te haces mierda, sino que si la abris, es de puro pedo. Y casi siempre esta toda aguada, jaja.


    excelente entrada. Una perfecta crónica de la solteria

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  7. ufa, dejè otro comentario pero no aparece.
    excelente entrada, una cruda crònica de la solteria.
    y lo de la puta mermelada....

    es taaaan real ... jaja.

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  8. Hola, Antto!!
    Tranqui, ya está! No es que no entran tus comentarios, el tema es que usamos el sistema de moderarlos y lo hago una vez por día! Por eso cada vez que dejes uno, lo verás publicado al rato, pero te prometo que lo verás!!!, sólo que no es instantaneo (perdón!)
    Dicho sea de paso: buenísimo tu aporte del cuchillito para untar. Es más que típica. Y encima te arruinás el esmalte de uñas! Por dios... nunca una solución solucionando!!!

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  9. Recomiendo golpear la tapa con una cuchara. También se puede usar un cuchillo para tratar de separa un poco la tapa del vidrio y que entre el aire. Puede que el cuchillo te quede deforme, pero la mermelada se abre y el corazón, intacto :D

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  10. muy bueno!!!! recomiendo comprar una mermelada nueva -nunca las de plastico, parecen gelatina saborizada- y dejar esa para el primer desayuno con un aún posible nuevo novio....

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  11. Jajjaja mori de la risa!
    Que terrible lo de la mermelada, las veces que pensé en llevarla en la cartera para que alguien la abra.

    Saludos, genias!

    Flor.

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