La noche, oh, la noche. Cuando una está soltera tiene una
especie de obligación, casi moral, de salir nocturnamente y, encima,
divertirse.
El viernes me acerqué a una de las chicas y le pregunté si sentía mal.
Me dijo que no y agregó: "¿Por qué?" "Bueno, porque estás agarrada de la pared y
tenés los labios pálidos", le contesté. Supongo que es exactamente ésta la definición
de estar borracho. Una ilusión del propio bienestar que no se transmite.
“Remixar este tema es
convertir una tortura de tres minutos en una tortura de siete” fue la frase más
sensata de la fiesta. Yo le podría haber
contestado “Corré, no te preocupes por
mí” Por supuesto que en inglés sonaría mejor, como en las películas. Run, go! Como si estuviéramos frente a un
potencial peligro. Antes era justamente eso lo que me entusiasmaba del salir,
las contingencias, la posibilidad de que algo extraordinario pasara. Y pasaba
la mayoría de las veces. Hoy tengo una concepción de la diversión mucho más
controlada. Pero no en un sentido poco espontáneo. Sino en su más puro sentido,
el de reconocer qué cosas son las que me habilitan un disfrute. Qué música, qué
gente, qué ambientes, qué conversaciones.
Decir que todavía hay hombres que se acercan con el discurso
del signo, nombre y ocupación laboral, parece un lugar común. Y lo es, todos
sabemos que lo es. Lo cual lo convierte en algo sorpresivo. Todos sabemos que
es un cliché y sigue pasando ¿No les da vergüenza?
La respuesta es no. Es el lenguaje, al
menos uno de los posibles, del levante. La idea del levante está siempre implícita
en este tipo de salidas. Incluso cuando se niegue, e incluso cuando el que se te
acercó a preguntarte si tenés novio en una forma disimulada (como por ejemplo, “por
qué saliste sin tu novio?”) te lo niegue. O sea, sos soltera, así que más te vale que
salgas, te diviertas y conozcas a alguien.
También está la idea de la acumulación de diversión para el
futuro: Aprovechá para salir ahora que sos soltera, porque después… ¿Después
qué? Esto de creer que la posibilidad de ser feliz está siempre en otro lado es
un triunfo ideológico. Es lo que sostiene al sistema capitalista cuya fórmula,
en su estado más puro, sería: “la posibilidad de ser feliz está en tu próxima
compra”. Y así, nos atan al consumo infinito de cosas. Porque la felicidad es
la aspiración humana por excelencia. Al
menos, a nivel consciente.
Como dice Slavoj Zizek, ya no vivimos en una sociedad que
reprime los placeres sino que vivimos en una sociedad que nos impone, nos
demanda, placer. Y es responsabilidad de cada uno de nosotros encontrar un
espacio en el cual nos sintamos cómodos con nuestras insatisfacciones, las
cuales nunca dejarán de existir, pero por sobre todo, nunca nos impedirán, del
todo, elegir quiénes queremos ser y cómo queremos serlo. En definitiva, que algo nos falta y aceptarlo... A menos que eso que nos falte sea amor.
¿Y qué pasa con el amor? El amor es la única cosa que escapa al mercado. Y la mejor bandera de resistencia contra él.
Es cierto que el amor puede ser una bandera de resistencia al mercado.
ResponderEliminarPero mas cierto es que lograr la liberación individual, a las personas les permite el acceso a mejores relaciones y por ende resisten al mercado.
A ver,me interesa... cómo sería eso?
EliminarA qué te referís con "liberación individual", de qué se libera uno?
me mató el comentario de los remixes porque pienso y dije lo mismo hace muyy poco. el remix convierte en la mayoria de los casos un tema que ya era choto en su version extendida, lo cual aumenta el sufrimiento claro.
ResponderEliminarcaso aparte los remixes de temas que estaban muy bien (caso de temas de depeche mode, de duran duran, hasta madonescos) y el remix los arruina mayormente.
buenas tardes.
me preocupa un poco sentirme identificado con lo que escriben uds srtas de aprox veintipico... pasé los 40..que nos pasa che?
Nos pasan cosas parecidas, evidentemente!
EliminarGuillermo Iuso dice: Pasarla bien es el compromiso que más me oprime.
ResponderEliminarTal vez sea casualidad, pero de las personas que conozco, las mas satisfechas son las que no creen en el amor. Igualmente es una situacion insostenible durante mucho tiempo. No porque todos estemos destinados a encontrar nuestra media naranja, sino que en algun momento de la vida nos agarra ese miedo a estar solos (comunmente un domingo).
ResponderEliminarMuy buen posttt
Por otro lado, lo que mas estoy acostumbrado a ver (y mas me genera rechazo) es el amor forzoso en una pareja, ese que no esta pero uno quiere creer que existe.
El nivel de insatisfaccion (negado por los que lo padecen) llega a niveles toxicos y contagian a todos los ambitos de la vida. Y no estoy hablando de noviazgos pubertos, sino de hasta matrimonios con hijos (si, soy hijo de padres separados).
Mujeres y hombres, tan parecidos
ResponderEliminarExcelete post.
ResponderEliminarTengo treinta y pico (estoy coqueta hoy) y estoy soltera. No tengo ganas de estar sola pero no es una decision que dependa de uno solamente.
El fin de semana con ese imperativo de tenes que divertirte, pasarla bien si o si yendo a una fiesta, boliche, bar o lo que sea es tremendo! peor si la gente que te rodea esta desesperada y anda de caza!
Esta bueno eso de encontrar el lugar en el uno pueda ser con sus insatisfacciones. Y obvio seguir buscando el amor!
Besos. Lau