Por Maite Pil
Hay varios tipos de separaciones.
Estoy segura de que también hay varios tipos ( y minas) separándose mientras yo escribo esto.
Suerte con eso.
Y después de la separación, como si esto no fuese suficiente, viene la división.
Hay gente que se queda con la casa y otra a la que le encajan la mascota.
Las fotos no se dividen, cada quien manotea las que quiere, si es que quedan. Si es que hubieron.
Hasta se dividen amistades en fb. Etiquetas. Eventos.
Lo que no se divide nunca es la experiencia.
Pero eso a quién le importa.
También hay separaciones indivisibles.
O eso te hacen creer.
Hasta que un día te llama por teléfono y te pide que le devuelvas el puff que te había regalado.
Esas son geniales.
El mismo puff en el que estabas sentada cuando le tuviste que confesar, después de un largo interrogatorio, que sí, que al tipo con el que lo cagaste le practicaste sexo oral.
Como si importara. Como si lo hubiera copiado de la película "Closer".
Pero no se lo practicaste en ese puff. Suponemos que por eso lo quiere de vuelta.
O sea, si vas a tener sexo con otras personas en muebles ajenos, después confesalo, en una de esas ya no te los reclamen.
Y después están las separaciones en las que él se queda con tu Revista Barcelona y vos con la faringitis que él estuvo incubando toda la semana.
Supongo que cada relación tiene la división que se merece.
Hay varios tipos de separaciones.
Estoy segura de que también hay varios tipos ( y minas) separándose mientras yo escribo esto.
Suerte con eso.
Y después de la separación, como si esto no fuese suficiente, viene la división.
Hay gente que se queda con la casa y otra a la que le encajan la mascota.
Las fotos no se dividen, cada quien manotea las que quiere, si es que quedan. Si es que hubieron.
Hasta se dividen amistades en fb. Etiquetas. Eventos.
Lo que no se divide nunca es la experiencia.
Pero eso a quién le importa.
También hay separaciones indivisibles.
O eso te hacen creer.
Hasta que un día te llama por teléfono y te pide que le devuelvas el puff que te había regalado.
Esas son geniales.
El mismo puff en el que estabas sentada cuando le tuviste que confesar, después de un largo interrogatorio, que sí, que al tipo con el que lo cagaste le practicaste sexo oral.
Como si importara. Como si lo hubiera copiado de la película "Closer".
Pero no se lo practicaste en ese puff. Suponemos que por eso lo quiere de vuelta.
O sea, si vas a tener sexo con otras personas en muebles ajenos, después confesalo, en una de esas ya no te los reclamen.
Y después están las separaciones en las que él se queda con tu Revista Barcelona y vos con la faringitis que él estuvo incubando toda la semana.
Supongo que cada relación tiene la división que se merece.